No comas menos, ¡Come mejor!
Por: Dra. Tariana Caballero T.
La etapa de la adolescencia es el momento biológico de transición en el que se deja de ser niño para prepararse para la adultez. De repente tu cuerpo cambia, creces de forma rápida, tu humor es inestable y tu estado de ánimo es una montaña rusa. ¡Pero no te preocupes! Se trata de una etapa en la que tu cuerpo trabaja a todo motor y te enfrentas a cambios radicales que hacen que demandes unas necesidades alimenticias específicas.
Las necesidades energéticas que se van a presentar van a depender de si eres mujer, la edad, el peso y la actividad física que cada adolescente realice. Propiamente, aunado a que puede llegar a ser una etapa “complicada” en muchos aspectos, el rol que tienen tus padres, amigos, eventos sociales, etc., van a influir en la elección y hábitos alimenticios, ya que en este período la independencia se empieza a manifestar y las comidas caseras y sanas se sustituyen por aperitivos poco saludables y comidas rápidas consumidas fuera de casa.
¿Cuáles son los errores más frecuentes a cometer en esta etapa en cuanto a la alimentación?
- Elevado consumo de grasas saturadas y azúcares
- Poco consumo de nutrientes, como vitaminas y minerales, como hierro, vitamina C, D, fibra, etc.
- Saltarse comidas muy importantes como es el desayuno, concentrarse en cenas muy calóricas, mucho picoteo entre comidas.
- Comida chatarra de manera habitual, como pizzas, hamburguesas, papitas, refrescos.
- Poco o nulo ejercicio
Si es una etapa donde tienes mucha energía, ¡aprovéchala!
Vamos paso a paso. Lo importante es hacer consciente tu alimentación y que sea fácil elegir los alimentos saludables ante las tentaciones que se nos puedan presentar y mantener este estilo de vida hasta que seas adulto.
¿Por dónde empiezo o cómo le hago?
1. No olvides el desayuno. ¡Es fundamental para empezar bien el día!
El cuerpo necesita energía después de dormir, por lo que el desayuno es esencial y favorecerá el rendimiento en el colegio. ¿Qué puedo desayunar? Puedes elegir los cereales en general (pan tostado, avena, cereal de caja), un lácteo y algo de fruta.
2. Come variado
Es la mejor receta para tener buena salud. No hay ningún alimento que por sí solo pueda aportar todo y teniendo en cuenta que no hay alimentos “buenos” o “malos”, no hay por qué dejar de comer las cosas que te gustan, simplemente tener claro y saber equilibrar la balanza.
3. Come frutas y verduras diariamente.
Esto es fundamental. Estos alimentos aportan vitaminas, minerales y fibra. Debes intentar consumir en total 5 raciones de frutas y verduras al día. Puedes elegir las que contengan más cantidad de agua para mitigar el calor.
4. Las colaciones (media mañana y merienda).
Son necesarias, así se evita tantas horas de ayuno. Puedes escoger fruta, verdura, frutos secos.
5. Dile adiós a los alimentos ultraprocesados, tales como dulces, bollería, grasas saturadas, snacks salados, etc., que tan deseados y solicitados son en esta etapa.
6. Aporte adecuado de líquidos, ¡pero nunca a base de refrescos!
Siempre preferibles agua, jugos naturales.
7. Ejercicio físico diario.
Estar en forma es importante para tu salud y bienestar general. Debes hacer algo de deporte cada día. Elige el deporte que más te guste, así lo disfrutarás y no te costará trabajo realizarlo ¡y lo harás con mucho gusto!
No te enfoques en tu peso, enfócate en tu salud. Recuerda que comer sano no es comer pocas calorías, no es sentirse hambriento: es nutrir tu cuerpo adecuadamente.
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